Imagen: Javier Olivares (El Mundo)
Una de las características del sistema político español es que disuade el espíritu emprendedor. Esto no quiere decir que esté completamente cerrado a los empresarios; el hostelero Abel Matutes, por ejemplo, llegó a ser ministro de Asuntos Exteriores y vicepresidente del PP. Lo que sí quiere decir es que la carrera del político medio no está basada en liderar un proyecto innovador que ofrezca a los electores españoles una oferta política distinta y mejor de la que tenían hasta ahora.