No quisiera despedirme a la francesa (o a la inglesa, como dicen los franceses: filer à l’anglaise) de los lectores de Libertad Digital. Hace dos años, al poco tiempo de cesar como consejero de la Comunidad de Madrid, recibí una llamada del jefe de opinión de LD. Mario Noya me propuso entonces escribir una columna semanal. Acepté al instante. Desde entonces he faltado muy raramente a la cita. De hecho, una de las pocas semanas en que he fallado fue la del nacimiento de mi hija Erenia. El problema entonces no fue que dejase de escribir mi columna, sino que, seguramente influido por el magno acontecimiento, decidí escribir un cuento de hadas político. Su escasa calidad llevó a Mario a escribirme algo así como “Pero, ¿esto qué es?”. Hizo bien en no publicarlo.